Brindando por la vendimia

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José Manuel García

            Como si fuese el abuelo cebolleta, todos los que me conocen saben ya la historia de mi relación con la vendimia. Hasta hace un par de años, realmente sólo había sido una experiencia, y fue a los 8 años. Mi recuerdo de aquéllo, con toda la magnitud que tienen las cosas para todos a esa edad, es maravilloso. Allí, en tierras de Gomariz, donde hoy grandes bodegas de gran nombre, elaboran conocidos vinos. Se juntaba todo el pueblo para unas jornadas de trabajo y fiesta. Sí, porque vendimiar tenía su parte de fiesta; cuando nos parábamos a descansar para comer a la sombra o cuando terminaba la vendimia y celebrábamos una fiesta todos juntos para celebrarlo. Hasta vivir la sensación de pisar las uvas los niños, se guarda como una foto eterna en mi cabeza. Sin olvidar por supuesto, el empacho que sufrí por llevar muchas uvas a mi estómago antes que a las cestas. Nada que un par de sorbos de aguardiente no fuesen capaces de curar…

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Esto es un ejemplo de lo importante que es esta época del año para todas las bodegas. Desde mediados de septiembre, llega el momento crucial en todas las D.O. para recoger literalmente el fruto de todo el trabajo duro hecho a lo largo de todo el año. Un año, este complicado en casi todas las zonas, por que enfermedades como el Mildiu han hecho importantes daños, y también las granizadas han hecho de las suyas en zonas como la Ribeira Sacra. Han sido muchos los productores afectados y también alguna bodega. Afortunadamente, los viñedos de Rectoral de Amandi no ha sufrido ningún daño. En cuanto a esto, me decía el otro día un viticultor, que los racimos que habían resistido se habían hecho todavía más fuertes, y que eso sería garantía de que la calidad sería estupenda. Son días estos en los que la dedicación de todas las bodegas está centrada exclusivamente en la recogida y primeros procesos con la uva, con lo cual es probable que los encontréis algo ilocalizables.

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Pero sí apuesto porque todas las bodegas, las más grandes y las más pequeñas, recuperen todas ese concepto de la Fiesta de la Vendimia. Sí.  Que todos los trabajadores, sus familias, se reúnan al final de todas estas semanas de duro trabajo y celebren con una fiesta el haber cerrado el ciclo con la tierra. Ese trabajo sin el cual, lo que llega después dentro de una botella tendría sentido. El vino no se fabrica, el vino se crea en un proceso vital que une las manos, la tierra y el fruto, en una conjunción necesaria entre la naturaleza y las personas, que acaba transformándose definitivamente cuando pasa de la copa a la boca.

            Para mí la vendimia es sin duda la parte más dura y la más significativa en todo el maravilloso proceso del vino. Por eso os animo a que si teneis posibilidad, os unáis a conocer más de cerca todo este trabajo, que, estoy seguro, os ayudará a valorar todavía más, todo lo que hay detrás de una botella de vino.

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